miércoles, 30 de mayo de 2012

Espacios para la acción (dramática)

Nota en Diagonales:


Después de cuatro jornadas intensas, el Primer Festival de Dramaturgia Platense plantea algunas líneas por donde puede seguir la historia de aquí en más.
29.05.2012 | 16.57   |   FacebookTwitter
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Uno de los protagonistas del festival, los desmontajes.
Por Daniela Camezzana.

A diferencia de las historias que escriben en función del escenario, a la hora de pensar la propia el Primer Festival de Dramaturgia Platense no sólo reunió parte de lo que sucede arriba de él sino que puso de manifiesto otros espacios vitales por los que trascurre la escena teatral platense. Cuatro jornadas que se convirtieron en un ejercicio de escritura y reescritura en tiempo presente que involucró a todos y cada uno de los participantes.

Así lo que comenzó como un encuentro entre ellos, que venía desarrollando su actividad en “solitario” terminó convirtiéndose en una plataforma desde la cual salir al encuentro de los otros y fundamentalmente del público. Algo que lejos de ser fortuito fue el objetivo desde el momento que el Festival apareció como una idea fuerte. Días antes del evento la coordinadora general, Mariela Anastasio contaba que el Festival era una más de las tantas propuestas que surgieron en el grupo en el que “reflexionamos y debatimos sobre los modos particulares de la producción teatral de la ciudad." Un banco de datos digital de obras, la publicación de un tomo anual con textos inéditos son otras iniciativas que quedan pendientes, a futuro. Sin embargo, el festival era sin dudas la primera de la lista porque permitía “la reflexión conjunta con el público, no queríamos que sea una cosa endogámica entre los que hacemos teatro.”

Con una programación que contemplaba hasta tres funciones por jornada, las nueve obras dieron función a sala llena con lista de espera incluida. Un fenómeno llamativo tratándose de obras que han estado en cartel durante el año y que pocas veces vieron semejante espectáculo. Cuenta Mariela que durante el cierre este fue uno de los puntos más allá que de plano confirma que es necesario juntarse y trabajar en equipo  “para mí hay dos puntos claves para entender la afluencia masiva de público al festival en sí. Por un lado, la difusión que tuvimos con esta iniciativa no se equipara con la que poder tener con una obra. Desde la movida en facebook hasta los medios que se acercaron es inusual, incluso tuvo repercusión en Argentores o el IUNA que le dan otro empuje a la iniciativa. Pero además pesa la modalidad del festival en sí misma porque es un evento social que la gente del palo no se lo quiere perder, es un espacio de encuentro entre los que hacemos. Nos alegró mucho ver gente en las funciones del festival que en otro momento te decía que iba a ver la obra. Y por otro lado, la propuesta no era sólo ir a ver una obra y volverte a tu casa sino que se abría el juego para quedarte charlando con la gente que las hace. Eso sin dudas fue un plus.”

Espacios como el desmontaje, que al final de cada función proponían un tiempo para conversar con los realizadores sobre el proceso creativo detrás de la obra y escuchar las impresiones del público, o el tercer tiempo coordinado por Inés Ibarra en donde se pasaba en limpio todas las puntas que la misma actividad del Festival abrían fueron fundamentales para demostrar el ejercicio de reescritura continuo que hace al teatro. Al respecto Mariela explica que “teníamos en claro que esto era el puntapié de muchas otras cosas, el grupo nace con el objetivo de darle visibilidad a nuestro trabajo. Queríamos demostrar que hay mucha variedad de miradas y de estéticas entre las que se puede elegir pero que más allá del gusto se trata siempre de un trabajo profesional. A veces la gente se confunde y piensa que el teatro platense es amateur pero en los desmontajes quienes lo hacían hablaban de años de trabajo, investigación y formación que da cuenta de lo contrario. No digo que todo el teatro platense tenga que estar bueno, pero sí que hay mucho compromiso y es un teatro profesional sólo que tiene otro modo de manifestarse.”

Trabajo de mesa. Como decíamos al comienzo de la nota todo nació en primera instancia como un encuentro entre ellos pero a su vez sirvió de motor de otros cruces más que necesarios. Así en la Mesa de Críticos como en la de Dramaturgos se dio el puntapié inicial para que distintas perspectivas que conviven pero que pocas veces se constituyen en un diálogo real, acuerden puntos en común sobre los que hay que avanzar.

Por ejemplo el tema de la convocatoria de las propuestas fue uno de los tantos ejes que se discutía informalmente en las colas de las salas pero también en las mesas de debate. Por su parte Mariela afirma que “en lo personal creo que falta un espacio para el teatro que tenga que ver con brindarle al público que no es habitué del teatro herramientas para que comprenda el código teatral. Yo veo un vacío en ese punto y me parece que en los medios masivos tendría que haber más espacios especializados ocupados por alguien que sea facilitador de código para el público. Creo que el público no se acerca porque no lo conoce pero además creo en la educación del espectador para que pueda apreciar lo que esta sucediendo arriba del escenario.” Sin embargo en esta primera edición del festival se dio un paso importante al respecto porque “si bien captamos otro público, en su mayor medida hubo público que tenía que ver con el ambiente. Por suerte había muchos estudiantes de la escuela y gente que hace teatro pero que después no las ves otro fin de semana regular. Así que contar con ellos fue una gran alegría.” Y una pista que permite pensar otro rumbo para la escena del teatro platense.

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